Aprendizaje

Cada vez va quedando menos de vacaciones, menos para que las autopistas se conviertan en serpientes multicolor humeantes, menos para que el metro se empache cada día con todo tipo de personas y menos para que la misma pregunta surja en mi cabeza cuando la luz del sol pega sus últimos coletazos; ¿Qué has aprendido hoy? y siempre surge la misma respuesta: Que debo de dejar de hacerme la misma pregunta.

La playa

Hoy me he levantado con ganas de ir a la playa, desplegar la toalla cerca de la orilla, adentrarme en el agua y nadar y nadar hasta el punto de no retorno. Otro dia será, hoy el dia ha amanecido nublado...

La erótica de las escaleras mecánicas

Lo confieso, soy un asiduo de centros comerciales abarrotados de gente a más no poder. Masoquismo? puede ser. Suelo ir solo a dichos centros porque me gusta ir a mi aire, miro lo que quiero, doy las vueltas que quiero y no tengo que preocuparme de arrastrar a nadie ni de que nadie me arrastre.
En esa soledad que disfruto (paradójico...) una de las cosas que llevo observando es el impulso que sienten las parejas que suben o bajan de meterse mano y/o besuquearse. Personalmente me importa poco excepto cuando mi espacio vital se ve invadido. Me explico, centro comercial abarrotado, escaleras mecánicas abarrotadas y a menos de un palmo de mis narices la parejita besuqueandose hasta tal punto que casi puedes ver la babilla recirculando entre las dos bocas y poco puedes hacer por evitarlo.
Y no falla, en el momento que una pareja pone el primer pie en la escalera, el ritual se repite una y otra vez. Por eso me pregunto, ¿hay algo en las escaleras que incite al sexo y que yo no vea? ¿Quizá el hecho de que la escalera pueda ser tomada como una representación fálica?
¿alguien tiene una explicación?